Uno de los primeros ejemplos de la resaca dejada por Mies van der Rohe en la ciudad de Nueva York es la Rockefeller Guest House, obra de Philip Johnson, construida en 1950. Diseñada para Blanchette Rockefeller Hooker, la casa fue elogiada en su momento por la crítica, dada su sencillez y sobriedad. La casa fue concebida principalmente, como un lugar para las reuniones sociales, y como una galería de arte moderno para mostrar la colección de sus propietarios. Su diseño se basa en gran medida en los bocetos de Mies para los edificios del campus del IIT. Diseñado en un momento en que Johnson estaba diseñando principalmente residencias privadas, la casa de huéspedes utiliza no sólo el vocabulario arquitectónico de moda del momento, sino también las proporciones que iba a utilizar en futuras residencias como la Hodgenson House o la Oneto House, ambas con puertas de entrada y ventanas idénticas a la fachada y a los huecos que Johnson utiliza para encerrar el pequeño patio en el Rockefeller Guest House. A finales de 1940 y principios de 1950, Johnson había construido sólo estructuras de un solo piso, y por lo tanto cuando se enfrentan con el dilema de cómo diseñar una fachada con una segunda planta, reconvierte los bocetos Mies van der Rohe, y plantea un segundo piso casi enteramente de vidrio. La relación entre este diseño y el de la Casa Wiley es evidente, si se considera que ambos tienen un zócalo de piedra o ladrillo rematado con un segundo nivel de vidrio. Esta división entre los pisos también permite la separación de las funciones públicas y privadas. La casa se resume como una habitación amplia. El espacio de la sala de estar cuenta con paredes de ladrillo blanco y con luminarias diseñadas por Johnson. El patio que divide el dormitorio del salón principal, sirve como espacio de desahogo de la planta y ayuda a complementar la sencillez del esquema construido entre medianeras. ...
Read MoreFrank Gehry diseñó y remodeló en el año 1978 un viejo bungalow de 2 pisos y 60 años de antigüedad en California, para adaptarlo como su casa familiar. Gehry tenía unos 40 años, se había divorciado de su primera mujer, y acaba de arrancar con su propio estudio de arquitectura. Vivía en un pequeño apartamento con su nueva esposa, Berta, y su hijo, Alejandro. Cuando Berta se quedó embarazada de Sam, los Gehry decidieron que necesitaban una nueva vivienda. «Le dije a Berta que no tenía tiempo para encontrar una nueva casa. Nos gustaba Santa Mónica. El agente inmobiliario encontró este bungalow de color rosa en una esquina, que en ese momento, era la única casa de dos pisos en el barrio. Podríamos haber vivido en lo que era. La parte de arriba era lo suficientemente grande para nuestro dormitorio y un cuarto para el bebé. Pero se necesitaba una nueva cocina y el comedor era tan pequeño como un armario.» Contrariamente a la creencia popular de que el diseño fue aleatorio y planeado durante la marcha de los trabajos de construcción, la reforma fue totalmente planeada y detallada por adelantado. No obstante, la impresión material y formal que la casa sugiere en primera instancia es la de una obra aún en construcción, como si la casa estuviera sin terminar. La casa original es reducida a su marco esencial, gran parte de las paredes interiores fueron eliminadas. Una crujía completamente nueva, envuelve las fachadas noreste y noroeste del edificio original. La cocina se encuentra en esta nueva banda al oeste con suelo sencillo de asfalto, mientras que la sala de estar es en el centro de la casa original ahora separado de la fachada, por la cocina. Un marco de cristal angulado, construido con montantes de madera crea una gran ventana sobre la cocina, de modo que la luz invade ésta y a su vez llega hasta la sala de estar. El fuerte sol de California ofrece luz más que suficiente para llenar ambas habitaciones. La construcción utiliza materiales baratos, inéditos en la construcción residencial, si se quiere indignos para el habitar, pero sacados de su contexto. Esto le otorga al edificio una condición misteriosa y experimental. «Mi casa no se podía construir en cualquier lugar, pero en California, debido a su clima, se podía hacer con un solo cristal. Y yo estaba experimentando con los materiales que se utilizan aquí. Tampoco es una técnica de construcción cara. Decidí usarlos para aprender el oficio, para tratar de averiguar cómo usar esos materiales, esa fuerza.” En toda la construcción lo viejo y lo nuevo se van maclando, haciendo que en la lectura final, no sea sencillo diferencias las diferentes historias de cada parte de la casa. Gehry ha creado un mundo en una casa existente, que desdibuja totalmente los límites y los roles de la planta original. En el fondo es un trabajo que se mueve en los límites difusos entre lo construido y lo de-construido. Tiene tanta importancia en...
Read MoreA menudo se tiende a pensar que la modernidad, que la vanguardia está enfrentada a la tradición o a lo vernacular. Este razonamiento válido para casi cualquier disciplina de la vida cotidiana se ve amplificado en el campo de la arquitectura. En los entornos rurales de nuestro paisaje puede comprobarse con claridad esta mentalidad, en aras de la cual, se han levantado edificios o neo-caseríos que imitan en cartón piedra los rasgos estilísticos de los edificios tradicionales, pero que no son más que un mero falsete de la tipología original. Por lo general su adaptación al terreno es pésima, cuando ésta es precisamente una de las claves del caserio tradicional. Las laderas de los valles se aprovechaban para dar acceso a las cargas hacia la ganbara, mientras las personas o los animales accedían por la planta baja, mientras en la actualidad la modificación radical de la topografía es el punto de arranque de cualquier proyecto de este tipo. Es digno de comentar además, como las distribuciones de estos edificios con forma y decoración de caserio presentan espacios interiores que reproducen los apartamentos urbanos de cualquier ciudad, demostrando por lo tanto, que la falta de imaginación que ya se podía intuir en sus fachadas se recrudece en su interior. Una falta de imaginación de la que nunca adoleció el modelo original, ya que este, visto desde nuestro tiempo como una joya del pasado, fue un grito de modernidad y de vanguardia en su tiempo. Ninguna familia del siglo XVII hubiese aceptado vivir en una casa obsoleta o si se prefiere, no optimizada a su modo de vida. ¿Por que entonces en la actualidad se da esta paradoja? Por algún extraño mecanismo, se tiende a confundir el respeto al paisaje, a la tradición o a nuestros pueblos, con la copia adulterada y deslavazada del original, sin pararse a pensar que desde la actualidad pueden proponerse nuevas fórmulas, nuevos modelos o tecnologías que partiendo de los valores de la arquitectura tradicional los actualicen y adapten a un nuevo mundo y a unos nuevos modelos de vida. Nadie puede negar que la belleza de multitud de los núcleos rurales que adoramos, reside en la calidad de sus arquitecturas y en como éstas fueron dispuestas en el territorio, pero tampoco se podrá negar que las lógicas que gobernaron esas decisiones distan mucho de las que en la actualidad podrían tomarse como punto de partida. La coexistencia de ambos modelos es una necesidad y una obligación, pero tanto los ciudadanos como las administraciones que regulan los marcos legales deberían apostar por la modernidad. Una modernidad entendida como aquella capaz de proponer arquitecturas que den respuesta a cuestiones de nuestro tiempo, como son el medio ambiente, la economía, la energía o los nuevos modelos de unidad convivencial y que además ponga en valor y se muestre respetuosa con las claves que determinaron la belleza de estos entornos. Un buen ejemplo de un edificio que apuesta por esta convivencia de modelos, es el recientemente inaugurado y...
Read MoreEsta casa perteneciente al oficial militar K. Papapanayotou fue un hito de la arquitectura griega del siglo XX. Proyectada por el arquitecto Aris Konstantinidis en 1962, es una combinación ejemplar del espíritu moderno con la larga tradición del país, un ejemplo típico de la arquitectura moderna matizada por las peculiaridades del lugar. Konstantinidis, proyectó un edificio sobrio, cuya estructura permanece en el paisaje como si hubiera estado allí desde tiempos inmemoriales, en una clara relación con la arquitectura del templo griego . La casa fue construida prácticamente sobre el mar, sobre un pequeño promontorio rocoso. Tiene una planta rectangular organizada en una cuadrícula de 2×5 m. El espacio cerrado, incluye una sala de estar con chimenea, dormitorio, baño y cocina. Un pórtico en forma de L, rodea los lados oeste y noreste de la casa. El tratamiento de las fachadas es simple y robusto. Los únicos materiales son el hormigón visible en la cubierta plana y el revestimiento de piedra que cierra los huecos de la estructura. La adopción de una escala humana, el volumen simple, la austeridad de la forma y la incorporación armoniosa en el paisaje han dado a esta casa de campo un carácter intemporal, y la convirtió en un símbolo de la casa mínima, aquella que resolvía las necesidades...
Read MoreConstruida como residencia personal de John Snyder, el director ejecutivo de la compañía siderúrgica dedicada a la automoción que había fabricado estructuras para Bertrand Goldberg, la Casa de Snyder fue diseñada utilizando elementos prefabricados de acero como los construidos para Goldberg. Las unidades prefabricadas, equipadas con baño completo, cocina, fontanería y climatización, fueron fabricadas en Chicago, y enviadas por ferrocarril, y luego por barco, para finalmente ser ensambladas en Long Island. Los elementos prefabricados se construyeron con acabados de madera de caoba natural, lo que dio al exterior un brillo espectacular. En el interior de la casa principal, aparece una enorme chimenea de piedra y solados de grandes lajas de piedra laja. Los materiales naturales proporcionan un contraste dramático con el exterior de cristal y acero que construye la sala de estar. El punto más destacado de la casa es un voladizo, que construido con los mismos elementos prefabricados, que sobresalía más allá del arenal de Long Island. La playa artificial se convirtió en zona de aterrizaje para aviones anfibios utilizados para transportar a los visitantes desde Nueva York y publicitar la espectacularidad de la «casa modelo», reproducible y vendible dado su caracter de prefabricación industrial. Como estudiante de la Bauhaus en la década de 1930, Bertrand Goldberg descubrió las posibilidades de una relación creativa entre los procesos industriales y el diseño. La Casa de Snyder es una muestra evidente de esa...
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