Si se intentase resumir en una palabra cual es el fin último de la arquitectura, desde un punto de vista académico, el acuerdo sería imposible, pero sin lugar a dudas, una de las palabras con mayor consenso sería el término espacio. El espacio, la construcción de un interior aislado del entorno, puede entenderse como el primer paso de la arquitectura, de su elaboración. Es innegable que la actualidad de la disciplina es mucho más compleja y rica, pero por contra algunos edificios, con usos muy específicos buscan esta esencia original. De alguna manera esa reducción del proyecto, esa destilación de sus contenidos al mínimo necesario, aporta otra manera de hacer y también una relectura desde la actualidad de las maneras más clásicas. Peter Märkli es un arquitecto suizo que vive y enseña arquitectura en la ETH Zurich, una escuela de referencia a nivel europeo, desde la que Aldo Rossi lanzó en la década de los ochenta la tendenza. Märkli lleva años defendiendo que la arquitectura es un lenguaje, una lengua con una gramática propia y antigua, con la que poder expresar nuevas cuestiones. Así los principios del clasicismo, la materia, la escala o la proporción nos llevarán a la construcción de un nuevo espacio, una nueva arquitectura, pero en continuidad con ese lenguaje propio de la historia de la arquitectura. Por citar un ejemplo de su trabajo, la utilización contemporánea de la proporción áurea y de la belleza que esta encierra, ha sido uno de sus principales temas de investigación. Cuestiones como esta se reflejan en sus obras, entre las que destaca el museo de escultura La Congiunta, quizás por el contraste entre su radical simplicidad y lo importante de su legado teórico. Este pequeño museo, es apenas un contenedor de hormigón, una caja más o menos elaborada en la que se guardan varias esculturas. Sin luz eléctrica, sin agua corriente, sin aislamiento, el edificio es únicamente una sucesión de espacios, de recintos de hormigón, a los que la luz llega desde la cubierta, iluminando las salas para contemplar las esculturas del artista Hans Josephsohn. A pesar de esa sobriedad, de ese minimalismo constructivo, la pieza edificada por Peter Märkli está basada en el sistema de proporción áurea, regulando así la geometría de todas las salas y de todos los elementos de la arquitectura, a fin de construir un espacio esencial, depurado, en el que la belleza únicamente dependa de las geometrías que definen el vacío. Es por tanto una arquitectura esencial, llevada a su mínima expresión, únicamente es y posee espacio. No puede hablarse aquí de tecnología, de imagen, de comfort o de economía, para bien o para mal, únicamente puede juzgarse el espacio. Es una arquitectura desnuda, sin añadidos que puedan ocultar, en su caso, los errores. Esta arquitectura mantiene una estrecha relación con la obra de Peter Zumthor, de la cual es un buen ejemplo la Capilla Bruder Klaus. El premio Pritzker suizo diseñó una pieza sobria, monolítica en el paisaje agrícola, para encerrar un espacio ligado a la...
Read MoreEn abril de 2011 pudimos realizar un viaje por Sri Lanka. Por casualidad acabamos pasando una noche en el hotel Kandalama y descubrimos a un arquitecto impresionante Geoffrey Bawa. El Kandalama Hotel se encuentra en Dambulla. El encargo se produjo a finales de 1991, cuando Bawa fue requerido para diseñar un hotel cerca de la roca del rey Kasyapa conocida como la ciudadela de Sigiriya. Fiel a su estilo, rechazó el emplazamiento propuesto y convenció a sus clientes para mover el hotel unos quince kilómetros al sur y así colocarse al borde de un afloramiento rocoso sobre el lago de Kandalama. En su diseño final, el hotel de 160 habitaciones, se adapta a la forma de la roca, que incluso en algunos puntos entra en el interior de los pasillos. Todas las habitaciones dan al lago y miran hacia Sigiriya y Dambulla. El edificio construido en hormigón armado adapta su estructura, pintada de negro, a la pendiente de la ladera. La estructura genera además jardineras y brise-soleils que con el tiempo se han ido mimetizando con la vegetación de la zona. Un proyecto espectacular en un lugar de impresionante flora y...
Read MoreLa primera mitad del siglo XX supuso el asentamiento del hormigón armado como el nuevo material de la arquitectura. Su capacidad estructural abrió el camino a la inventiva en el sentido de la utilización de grandes estructuras de hormigón para edificio públicos. Todavía hoy esa generación de arquitectos e ingenieros que experimentaron con nuevas formas derivadas del uso del hormigón son respetados y aclamados, y sus trabajos tienen gran eco en la arquitectura más contemporánea. Freyssinet, Torroja, Maillart o Nervi son los nombres de esos maestros constructores e ingenieros que con el nuevo siglo abrieron nuevos caminos. Su aportación en el ámbito de la construcción va mucho más allá del manejo del hormigón armado, introduciendo no solo el uso del nuevo material sino nuevas tipologías formales que mejoraban su comportamiento. Por ejemplo cabe destacar las figuras del ingeniero francés Eugene Freyssinet que fue el primero en el uso de hormigones pretensados, o la de Eduardo Torroja que apostó por el uso de estructuras laminares de bajo espesor. La obra de Torroja, como su personalidad, sobria y silenciosa, sigue viva en la memoria y en las referencias de las escuelas de ingeniería de todo el mundo. El frontón y el bolatoki del barrio donostiarra de Añorga, encargados por Cementos Rezola con el fin de sustituir los viejos equipamientos fueron inaugurados en el año 1949. El interés de ambos edificios está en el arriesgado planteamiento de la estructura de cubierta. Una finísima lámina de hormigón de 5 centímetros creada mediante formas cónicas entrelazadas da a dicha cubierta un aspecto ligero y ondulado. Esa ligereza expresada por la cubierta es posible gracias al concepto de lámina, que mediante su sección en curva adquiere condiciones mecánicas suficientes para sustituir las vigas tradicionales. Otras dos obras claves en la trayectoria de Torroja son el frontón Recoletos y el Hipódromo de la Zarzuela, ambos en Madrid. El frontón Recoletos, construido en 1935 con el arquitecto bilbaíno Secundino Zuazo, es un gran espacio cubierto por una lámina compuesta de dos secciones circulares de casi 60 metros de largo y con unas celosías triangulares que permitían la entrada de la luz del norte para iluminar la cancha sin deslumbrar a los pelotaris. La bóveda del frontón Recoletos es tal vez la máxima expresión de la ingeniería estructural donde función y forma alcanzan un punto de simplicidad y belleza, a la vez preciso y armónico. Torroja cubre el frontón con una bóveda que no es tal, ya que el estudio detallado de la estructura descubre que en realidad se trata de una doble viga curva que se apoya en el frontis y en el rebote, una solución que apuesta por el ingenio frente al despilfarro, y de la que se podrían sacar grandes conclusiones hoy en día. La marquesina del Hipódromo de la Zarzuela, que vuela casi trece metros, es probablemente el otro gran edificio de Eduardo Torroja. Además de la espectacularidad del sistema estructural hay que añadirle dos situaciones de contexto que aumentaron la épica del edificio. Por un...
Read MoreEl otoño es tal vez la época del año más relacionada con la montaña, antes del invierno cuando empieza el intenso frío y los bosques muestran una imagen inmejorable. Un tipo de arquitectura que está ligada íntimamente a esta actividad, la del refugio de montaña. Los arquitectos que investigaron la vivienda mínima obrera, y las soluciones estandarizadas para dar cabida la vivienda barata de calidad investigaron este tipo de arquitecturas de montaña. Podría parecer a priori que ambos mundos están muy alejados, pero lo cierto es que su planteamiento teórico es similar. De alguna manera los refugios de montaña son la manera que tiene el hombre de domesticar la naturaleza, de convertir en doméstico un entorno hostil, pero a su vez tan presente en nuestra genética animal, como es la relación del hombre con la naturaleza. En 1952 Le Corbusier, el gran maestro del movimiento moderno, construye en Cap-Martín, en la costa mediterránea francesa el Cabanon, un pequeño refugio que es al mismo tiempo vivienda de vacaciones. Una cabaña de sólo 16 metros cuadrados realizada completamente en madera. Este lugar de retiro y en ocasiones oficina, concita un particular interés dentro de la obra de Le Corbusier ya que se realizó en paralelo al proyecto de Chandigarh, la construcción de una ciudad en la India a la finalización de la construcción de la Unidad de Habitación de Marsella. Estas construcciones se encuentran íntimamente ligadas en cuanto a su concepción teórica. De hecho se trata de dos caras de la misma moneda, por un lado la célula independiente, aislada e individual, por el otro, la vida colectiva, la comunidad y el conjunto. Un caso similar es el de Ralph Erskine, cuando el arquitecto inglés se trasladó en 1941 con su mujer y sus hijas recién nacidas a Suecia, las dificultades económicas le llevaron a auto construirse un pequeño refugio para dar cobijo a su familia y utilizarlo además como oficina.Con unas dimensiones mínimas, de tan solo 18 metros cuadrados y una única habitación, funcionó como vivienda habitual de la familia hasta 1946. El espacio interior se dividía en dos mediante una chimenea central, la cocina y el estar, que también hacía las veces de dormitorio y sala de trabajo. La cama, sofá que ocupaba el estar se levantaba mediante unas poleas hasta el techo, con el fin de despejar la estancia durante el día. La casa levantada en la zona alta de una pequeña colina es además un catálogo de soluciones ingeniosas para proteger el confort interior de las inclemencias del tiempo. Los muebles en su mayoría abatibles y móviles se apoyan en la fachada norte aumentando cuando están recogidos el aislamiento térmico en esa orientación. La pequeña cabaña introduce en su diseño además soluciones presentes en la arquitectura tradicional, como es el llamativo re-grueso de la fachada norte en la que almacenar toda la leña para el invierno, aumentando la protección frente al viento y que quedará vacía tras el invierno refrigerando así la vivienda en los meses de...
Read MoreExiste la idea generalizada de que la arquitectura contemporánea esta ligada inevitablemente a lo urbano y por lo tanto a la densidad de la gran ciudad. Sin embargo en territorios o sociedades de vida íntimamente ligada al campo, el paisaje o en definitiva la naturaleza, la arquitectura moderna se ha abierto paso en el entorno rural.Las reglas son otras, de mayor ajuste, de mayor precisión, pero el resultado de implantar arquitecturas contemporáneas en lugares que parecían estancados en el tiempo despierta un gran interés. Los proyectos propuestos en ese tipo de entornos, siguen de forma sistemática una metodología peculiar, un método que persigue el equilibrio entre unas edificaciones de marcado carácter vanguardista pero que al mismo tiempo adoptan los condicionantes del suelo en el que se asientan. De este modo la arquitectura contemporánea propone una suerte de continuidad con el lugar, con su paisaje o incluso con su construcción. Tal vez el trabajo de los arquitectos suizos sea el que mejor ha ejemplarizado esta forma de acercarse al paisaje rural desde la óptica de la vanguardia. Durante más de una década varias generaciones de arquitectos del país de los Alpes han tenido que trabajar estos modelos de equilibrio entre la tradición y lo actual. Hay que tener en cuenta el valor del entorno rural y del paisaje que esta región de europea otorga a su territorio, clave desde el punto de vista medioambiental pero también desde la visión de la economía turística del país. Uno de los máximos exponentes de la arquitectura suiza, el premio Pritzker Peter Zumthor, construyó en 1988 la capilla de San Benedicto en Sumvitg en un valle alpino de los Grisones suizos. El abad y los monjes del monasterio de Disentis decidieron que la construcción debía ser contemporánea, a modo de legado para las generaciones futuras, y como una muestra de la continuidad temporal de las construcciones. Si el monasterio había sido ampliando según el estilo de la época, medieval, renacentista y luego barroco, la construcción actual debía corresponder a la vanguardia arquitectónica. La estructura portante del edificio, la estructura de la cubierta, el acabado del suelo e incluso el mobiliario interior, así como la puerta de acceso son una lección de construcción en madera. Con el lenguaje contemporáneo de la madera laminada, pero tratada tecnológicamente con las técnicas tradicionales locales, Zumthor vuelve a hacer honor a la identidad y a la filosofía local. Todos los nudos se resuelven con ensambles tradicionales, caja y espiga, aprovechando la exquisitez de este sistema de fijación para reforzar el lenguaje limpio de su propuesta contemporánea.Mediante esta materialidad se construye un espacio interior sensible al contexto y calmado, sin estridencias, adecuado a la función religiosa para la que ha sido proyectado y adecuado también al pensamiento teórico de su autor. La condición material de este edificio, y de otros realizados por Peter Zumthor, otorga a la materia condicionantes que superan los límites normativos, de comportamiento técnico o incluso los valores estéticos, para aspirar a comprenderlos como valores culturales del...
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