En este último texto publicado el 20.02.09 en MUGALARI, recuperamos dos entradas anteriores del blog, el Lylipad de Vicent callenbaut, sobre el que realizamos adaptaciones a la costa gipuzkoana y el Super-Ring de Oma para el Mar del Norte.
Varios son los proyectos que tomando como punto de partida el cambio climático, el calentamiento global o la crisis energética mundial, apuestan por la expansión de la civilización hacia los océanos. Un opción que, en el hipotético caso de revelarse necesaria, cobra total credibilidad teniendo en cuenta que de la superficie del planeta tres cuartas partes son agua.
Parece inevitable, que en caso de revelarse como ciertas las previsiones más optimistas del GIEC (Grupo Intergubernamental sobre la Evolución del Clima) el nivel de los océanos aumentaría cerca de un metro durante el siglo XXI. Aún a pesar de parecer una cifra despreciable, este mínimo cambio de escenario, provocaría por ejemplo, la pérdida bajo las aguas del 6% de la superficie de los Países Bajos o del 17,5% de Bangladesh, lo que arrojaría una cifra de 50 millones de personas afectadas. Las peores previsiones apuntan a un aumento del nivel de las aguas cercano a los dos metros y este segundo metro ya se antoja mucho más preocupante, con ciudades como Nueva York, Calcuta, Shangai o Miami afectadas, con 250 millones de personas desplazadas y el 9% del PIB en peligro.
Ante este panorama catastrófico, el arquitecto francés Vicent Callebaut presentó, el pasado año, Lilypad, una ecópolis flotante capaz de albergar a 50.000 habitantes, cuyo diseño está basado en la estructura del nenúfar gigante del amazonas del mismo nombre. Su oficina, siempre en el límite entre la ciencia ficción y la eco-tecnología más futurista, desarrolló este proyecto teórico con un doble objetivo, por un lado la ampliación territorial sustancial de algunos países altamente afectados por la subida del nivel del mar, y por otro la de proveer de opciones de vivienda a los futuros “refugiados climáticos”, como la memoria del propio proyecto bautizó. La estructura flotante, construida con una doble piel de fibras de poliéster recubiertas con dióxido de titanio, material capaz de absorber la contaminación presente en el aire, depura con métodos biológicos sus residuos, y alimentariamente es autosuficiente al abastecerse mediante acuicultura y agricultura de alto rendimiento. Además todas la fuentes de energías renovables, como las eólicas, fotovoltaicas o las relacionadas con las mareas, son aprovechadas por Lylipad para su abastecimiento eléctrico y poder así presentar un balance cero en cuanto a la emisión de CO2. Así, esta ciudad flotante cuyo metabolismo se presenta en perfecta simbiosis con los ciclos naturales y marinos.
Probablemente fue el visionario escritor francés Julio Verne, en su novela Veinte mil leguas de viaje submarino publicada en 1870, el primero en plantear una civilización autosuficiente, únicamente sustentada por su relación con el mar. Al igual que resulta de gran dificultad calibrar el alcance real de la amenaza climatológica, también lo es valorar la capacidad real de adecuación humana a un medio como el marino.
Dentro de esta temática, pero tal vez dentro de un enfoque sensacionalista, cabría mencionar las islas artificiales que se han construido en los últimos años en las costas dubaitíes. Aprovechándose del poco calado del mar y de unas aguas en calma, el emirato ha sorprendido con la construcción de cuatro enormes complejos residenciales de lujo situado sobre islas artificiales, que recrean con su forma tres palmeras del desierto y un gigantesco mapamundi flotante. Sin lugar a dudas el interés de este planteamiento radica más en la escala y artificialidad del resultado, que en la calidad o en el discurso teórico que lo apoya, ya que el resultado formal final no deja de ser naif.
Una vez más ha tenido que ser Rem Koolhaas, al que se podrá acusar de casi todo excepto de repetirse, el que haya dado un salto cualitativo en lo que una colonización del mar sostenible y adecuada puede suponer. Partiendo de la innegable dependencia energética de Europa, y de los problemas geoestratégicos que plantea, como hemos podido comprobar recientemente con la crisis del gas ruso, la propuesta de Koolhaas plantea la independencia energética de Europa para el año 2050. Mientras una gran parte de Europa está vinculando esta futura independencia energética a la construcción de enormes playas solares en territorio argelino, una solución basada en energías renovables pero de nuevo en un territorio político de alta inestabilidad, OMA apuesta por la ocupación de terrenos marinos bajo aguas de dominio Europeo. La Oficina de Arquitectura Metropolitana, ha desarrollado el proyecto para la construcción de un conjunto de granjas eólicas marinas, agrupadas en un inmenso anillo, ocupando el dominio marítimo de los siete países europeos con aguas en el Mar del Norte, lo que otorgaría a los países europeos el control absoluto sobre la instalación.
Dado el escaso calado de las aguas del Mar del Norte y la alta y constante velocidad del viento en el área, la alta densidad de población de sus costas, Holanda es el país de Europa con mayor densidad de población, y la existencia de una industria y una mentalidad ligada a las grandes infraestructuras en el mar, el Mar del Norte se revela como el enclave perfecto para la creación a gran escala de un wind-farming europeo. La magnitud potencial de las energías renovables extraídas del Mar del Norte, según los cálculos de las universidades que han participado en el proyecto es de hecho, asimilable a la que producen a día de hoy las derivadas de los combustibles fósiles procedentes de Rusia o del Golfo Pérsico. Este planteamiento se vería reforzado al tener en cuenta la prohibición de la pesca en las áreas de las granjas eólicas, lo que generaría una reserva marina de enormes proporciones, que vendría a reforzar el carácter sostenible que la propia instalación basada en energías renovables, no agresivas con el medio ya posee.
Probablemente la aportación más radical de esta propuesta de Koolhaas sea el cambio de escala que introduce en el proyecto, al entender que un problema global no se puede solucionar localmente, sirviéndose para ello de un territorio global como es el mar.
VAUMM. Iñigo Garcia Odiaga. Publicado en Mugalari 20.02.09