Geometrías Rusas

De manera oficial, los críticos e historiadores del arte han establecido el arranque del constructivismo ruso en el año 1914 tras la revolución rusa de Octubre. En lo que se refiere a la arquitectura este movimiento artístico encuentra su obra fundacional en la gran torre, nunca construida, de Vladimir Tatlin. Pocos proyectos únicamente materializados sobre el papel o en una maqueta han generado por el contrario tanto debate y discusión sobre los nuevos caminos artísticos a emprender.

El monumento a la tercera internacional de 1919, que combina la estética estructuralista de las máquinas o de los mecanismos industriales, junto con la tecnología de imagen y luz más avanzada de la época, es una especie de afirmación basada en la idea de que la tecnología nos haría libres. Un sueño en el que la capacidad tecnológica, puesta al servicio de la sociedad, permita un sistema más justo, mas equilibrado y equitativo, y más preparado para enfrentarse a las lógicas crueles de la naturaleza. Esta utopía de la vanguardia rusa ha influenciado, y todavía hoy lo hace, el trabajo de un gran número de creadores de todos los campos artísticos. Es manifiesta por ejemplo la admiración de Jorge Oteiza por los pensadores rusos de las vanguardias a los que siempre citaba y cuyos objetivos sociales y de liberación del hombre tomaba como propios.

Ha tenido que pasar casi un siglo para que le arquitecto David Adjaye recupere parte de ese pensamiento en una obra de arquitectura, un complejo edificio cuyo uso principal es el de una escuela de gestión y finanzas en las afueras de Moscú. El complejo podría simplificarse a la imagen de cuatro grandes edificios volados, en una composición de gran inestabilidad, sobre voladizo sobre una base circular de colosales dimensiones que resuelve el encuentro del conjunto con el suelo.La pieza circular de 150 metros de diámetro alberga las aulas, las salas de conferencias, los espacios comunes y el restaurante del centro, mientras que las cuatro piezas superiores dan cabida a la cada uno de ellos a la zona administrativa, un centro de negocios, una residencia de estudiantes y espacios de trabajo para los estudiantes respectivamente. Esta escuela de administración de empresas de Skolkovo fue fundada en 2005 para educar a un nuevo tipo de ejecutivo capaz de liderar los negocios rusos en el siglo 21. Los gestores de la idea pensaron que un edificio tipo campus representaría mejor sus aspiraciones y, con esto en mente, adquirieron un solar abierto en una zona que estaba destinada a convertirse en un parque de tecnología avanzada, en conexión con la circunvalación exterior de Moscú. Situado en un valle boscoso, el lugar tiene las cualidades asociadas a las idílicas condiciones de un campus tradicional, pero muy matizadas por las severas exigencias del invierno ruso, lo que llevo a reconsiderar el modelo de implantación de la arquitectura en el lugar. En lugar de edificar varios volúmenes aislados, Adjaye propuso dotar a los principales elementos del programa funcional de volúmenes claramente identificables, que sin embargo forman parte de un solo proyecto y de un conjunto unitario.

Como resultado de esta estrategia, el aspecto exterior de la escuela de Skolkovo varía drásticamente dependiendo de lado  que se contemple, pero por el contrario su base circular dota al conjunto de una unidad visual constante y de un cierto grado de ligereza. A pesar del gran tamaño del complejo educativo, este disco inferior cumple otra función importante, la de reducir al mínimo la huella ecológica del conjunto sobre el lugar. Aunque la escuela fue construida con el futuro de la economía rusa en la mente, el esquema arquitectónico de David Adjaye debe mucho de su forma a la historia del país. El edificio recuerda el modernismo descomunal, y la rotundidad geométrica de la década de los años veinte y es difícil no pensar siquiera un momento en las obras de Tatlin.  Adjaye en cambio cita el trabajo del pintor suprematista ruso Kazimir Malevich, como fuente de la inspiración de su trabajo. Las pinturas más radicales de Malevich a principios del siglo XX contaron con esquemas bloqueados de colores puros, círculos y rectángulos, ordenados en una aparentemente caos, sin orden ni concierto, forma en que desmentía la atención del artista a los detalles. Los grandes volúmenes rectangulares levantados sobre el basamento circular de Skolkovo fueron compuestos en homenaje a su trabajo. Esas grandes masas parecen mirarse unas a otras,  pactando un equilibrio que en breve desaparecerá.

Los cuatro prismas en los que se descompone la masa superior del edificio toman diferentes direcciones, este efecto dinámico es amplificado por Adjaye con una fachada dinámica, en la que el diseño gráfico de unas escamas diagonales con pequeñas y sutiles diferencias de color matizan cada pieza. Una fachada diferente para cada pieza, pero que por el contrario manifiesta un cierto grado de unidad. El saber hacer del estudio de David Adjaye demuestra que las estructuras por enormes que sean no tienen por qué ser difíciles de manejar, y en sus manos, de hecho varios de esos prismas parecen volar, parecen flotar como las piezas compuestas por Malevich. Una composición tensa, de gran belleza ya que puede recordar una gran máquina a punto de arrancar, una máquina de la educación para las generaciones del futuro, un sueño que también estaba presente en la revolución de las vanguardias rusas.

VAUMM _ iñigo garcía odiaga _ publicado el 2012.04.08 _ en ZAZPIKA

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