Que la arquitectura ha sucumbido ante el poder de lo mediático, no es ningún secreto. Tanto los edificios, como sus arquitectos se han convertido en iconos de una modernidad en la que el poder de la imagen es capaz de convertir el barro en oro y viceversa.
Imbuido en esta condición de estrella de la arquitectura mundial, Norman Foster autor de obras como el metro de Bilbao, la polémica reforma del Reichstag alemán o el aeropuerto de Pekín considerado el más grande del mundo, compitió en la alfombra del festival de cine de Donostia con la mismísima Julia Roberts, siendo su visita una de las más esperadas por el público.
La película, que anteriormente se había presentado en la sección Panorama de la Berlinale, es un recorrido por la obra, vida y viajes de un hombre obsesionado con su trabajo, los aviones y el esquí, y narra la trayectoria vital de un hombre que desde sus orígenes humildes hasta convertirse en una mega-estrella de la arquitectura ha tenido que superar entre otros obstáculos un cáncer que le robó un valioso tiempo.
Bajo un formato documental los directores Norberto López Amado y Carlos Carcas diseccionan a uno de los pocos arquitectos que ha construido en todos los continentes y cuya fama y prestigio alcanzan el rango de planetarios.
La cinta que toma como título una pregunta que el legendario Buckminster Fuller lanzó al entonces joven arquitecto que en aquel entonces colaboraba en su estudio. ¿Cuánto pesa su edificio?, señor Foster; sorprendido no supo qué decir. Al día siguiente, tenía la respuesta. Pesaba demasiado. Y la mayor parte de los kilos se encontraban en los cimientos. En ese momento, Foster lo vio claro, el arquitecto nacido en la ciudad de Manchester en 1935, iniciaría su carrera proponiendo una arquitectura que aprovecharía la tecnología al máximo para aligerar sus edificios.
De esta manera y tras la catarsis que le supuso su encuentro con Fuller, Foster lideró la denominada arquitectura del high-tech, una arquitectura en la que menos peso, significa menos energía y por lo tanto menor coste y mayor equilibrio medioambiental. Pero se trata también de una arquitectura que en ocasiones reivindica su condición de tecnológica por encima de la racionalidad, es decir se convierte en una arquitectura sobre actuada, tal vez como su propio proyectista que de su condición de arquitecto pasa a la de un actor que interpreta a un arquitecto, con lo que esto supone.
Esta no es la primera transformación de un arquitecto en actor. El cineasta Sydney Pollack ya realizó un documental sobre el famoso arquitecto Frank O. Gehry, en la que el arquitecto del museo Guggenheim de Bilbao, llenaba con su personalidad y energía toda la pantalla.A partir de la profunda amistad que une al arquitecto y al famoso director de cine, se establecen una serie de encuentros y conversaciones que van esbozando las maneras y el proceso creativo de Gehry. El rodaje de la película que había empezado en el año 2000 se alargó durante cinco años. Sydney Pollack graba a Frank Gehry en la terraza del Museo Guggenheim de Bilbao Frank Gehry en LOS SIMPSONS (video>>>>)
A Frank Gehry le gusta hacer apuntes; así empiezan sus trabajos de arquitectura y esa inclinación por los apuntes guió a Sydney Pollack hacia el estilo del documental.
Tomando como punto de partida los apuntes originales que Gehry realizó para cada uno de sus grandes proyectos, el documental explora el proceso que sigue el arquitecto para transformar ese primer apunte abstracto en materia tangible, en una maqueta tridimensional construida normalmente con cartón y celo a una escala muy grande, que permita en un proceso de acercamientos sucesivos ir modelando la forma v descubriendo su geometría, antes de convertirlo en un edificio de titanio y vidrio, de hormigón y acero, de madera y piedra. Pero sin duda el gran documental sobre un arquitecto es el realizado sobre la figura de Louis Khan uno de los grandes maestros de la arquitectura del siglo XX. Un hombre lleno de contradicciones que pasó de crear importantes edificios a morir solo, pobre y abandonado en el baño de la estación Penn en Nueva York, y cuyos restos mortales no pudieron ser identificados durante días. Kahn logró una extraordinaria carrera en la arquitectura, sin embargo llevaba una desordenada y controvertida vida personal.
Tal vez este desencuentro entre lo personal y lo profesional es lo que llevo a su hijo ilegítimo Nathaniel Khan a retratar la vida de su padre a través de sus obras, entrevistas con arquitectos colaboradores o expertos en sus obras así como con familiares, en un documental que fue nominado al Oscar en el año 2003 bajo el título, Mi Arquitecto: El viaje de un hijo.
La cinta es más que un simple documental sobre su obra, es la búsqueda de respuestas de un hijo sobre su padre, a quien veía más como un mito que como a un hombre. Durante cinco años investigó para entender la figura de su padre ausente y concluir que en el caso de Kahn, una actor se convertía de vez en cuando en un brillante arquitecto.
VAUMM _ iñigo garcía odiaga _ publicado en el MUGALARI 24.09.10