Durante los años precrisis muchos arquitectos llenaron las portadas del éxito en la prensa. Es tal vez esta actitud la que ha supuesto que se equipare la profesión con una de las causas de la crisis y que los arquitectos no ostenten ahora una gran autoridad moral. Evidentemente existe en estas líneas una parte de verdad pero, si se quiere oculta hay también otra realidad, la de los arquitectos que trabajan a diario de forma esforzada para llevar adelante las ilusiones de sus clientes. Un caso extremo es el de los arquitectos comprometidos con las causas sociales, que ya no aquí, sino allí, en Asia o en África levantan proyectos concebidos desde la óptica de Europa. Allí donde el término refugio, la casa como protección, adquiere todo su significado, arquitectos como los noruegos de TYIN trabajan llevando arquitectura imaginativa, pero llena de calidad.
En el año 2008 crearon una organización humanitaria para construir casas a los adolescentes huérfanos, bibliotecas de pueblo y baños públicos, con la población local y dentro de las condiciones necesarias para proteger el medio ambiente. En enero de 2009, TYIN reclutó 15 estudiantes de arquitectura de la NTNU para asistir a un taller en Tailandia, y mejorar las instalaciones del Orfanato Safe Haven, bajo la dirección del profesor Sami Rintala. Las dos necesidades básicas eran la de crear una biblioteca y un edificio de servicios sanitarios. El edificio sanitario debía cubrir las necesidades básicas, como baños, higiene personal y lavandería. Existía ya uno de dimensiones mínimas construido en el lugar, y éste fue el punto de partida para la nueva casa de baños.
El nuevo volumen se divide en dos partes, una tapiada de piedra y hormigón que se cierra sobre sí misma y genera los espacios interiores para las funciones más íntimas. En el centro se coloca un cuarto de baño, que se abre a las plantaciones de teca existentes detrás del edificio. A pesar de que esta sala se utiliza para el lavado del cuerpo, está parcialmente abierta a las vistas del paisaje ya que en el pueblo Karen culturamente este acto de limpieza se realiza de forma conjunta. Una fachada inclinada de bambú corre a lo largo del lado largo del edificio y permite la construcción de un pasillo protegido del sol que conecta todas las estancias.
El edificio de la Biblioteca se encuentra sobre una base de piedra del lugar, las paredes de piedra y hormigón pulido protegen el edificio del calor durante el día, mientras que la fachada abierta de lamas de bambú hacia el oeste ofrece una buena ventilación. Con madera local se construyó un entramado robusto que genera un espacio en la cubierta separado de la humedad en la época de lluvias y que se adopta como espacio de lectura. Las estanterías corren a lo largo de las paredes aumentando la inercia de éstas, mientras que el frente se abre al paisaje generando una especie de escenario que permite la realización de diferentes actividades. El área de entrada general crea un espacio confortable entre exterior e interior, y se amplía hacia el exterior en una especie de terraza separada del suelo. Esto ha cargado al edificio con un papel importante como lugar de reunión y es ampliamente utilizado para el juego, la estancia o la realización de actividades conjuntas.
Otro caso similar es el de Anna Heringer, una arquitecta licenciada en 2004 en la Universidad de Linz, Austria. Bajo la idea de que la arquitectura es un mecanismo para mejorar la vida y que tiene la capacidad de estimular la confianza de la gente, se trasladó a Rudrapur, un pequeño pueblo de la zona más rural de Bangladesh, donde construyó su proyecto fin de carrera, una escuela levantada con barro y bambú. Este trabajo se llevó a cabo con la cooperación de los artesanos locales y con la implicación de toda la comunidad, lo que además de dotar a la región de un equipamiento necesario como una escuela, fortaleció el sentimiento de pertenencia y de identidad cultural local.
El edificio llena de alegría la planta baja mediante unas cortinas llenas de color. Los dos pisos de la escuela primaria han surgido de una profunda comprensión de los materiales locales y de una sincera conexión con la comunidad local. Su innovación reside en la adaptación de los métodos y materiales tradicionales de construcción para la creación de espacios contemporáneos, llenos de luz, así como espacios informales para los niños, en los que éstos puedan experimentar el disfrute del juego. Materiales terrestres, tales como el barro, la arcilla y la paja se combinan con elementos más ligeros, como palos de bambú y cuerdas de amarre de nylon para dar forma a una construcción que se ocupa de la sostenibilidad y del equilibrio con la naturaleza de una manera ejemplar. La solución de diseño no puede ser replicable, es lo contrario a la arquitectura del derroche, donde el lugar no importa.
Las condiciones locales determinan el resultado final, porque éste nace precisamente de ese aprovechamiento del conocimiento acumulado en un lugar. El diseño permite nuevas soluciones para utilizar el profundo conocimiento del contexto local y de las formas de construcción tradicionales. El resultado final de estos esfuerzos voluntarios son edificios muy dignos de arquitectura contemporánea que más allá de sus hermosos espacios, tienen el valor de lo colectivo y de lo humano, ya que suponen un aprendizaje, tanto para los niños a los que sirven como para los que participaron en su construcción. Este modelo y no el que ha desembocado en la crisis, puede ser entendido como un modelo de esperanza para la construcción adecuada y sostenible a nivel mundial.