Miguel Fisac construyó esta iglesia de nuestra señora de la coronación, entre 1957 y 1960, en Vitoria-Gasteiz. “El obispo de Vitoria estaba relacionado con el padre Aguilar, un dominico aficionado al arte que dirigía la revista Ara de pintura y escultura religiosa, y quiso encargar varias iglesias a arquitectos jóvenes que empezaban entonces su andadura. Tenía amistad con Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga, y contactó con Javier Carvajal y José María García de Paredes para que proyectaran una parroquia. De la misma manera, a Alejandro de la Sota y a mí nos asignó hacer de forma conjunta otra. Durante los primeros tanteos, Alejandro apareció con un prisma de vidrio que yo no podía asociar a un templo; y entonces acordamos trabajar cada uno una solución distinta y luego presentarlas firmadas ambas por los dos. Finalmente se decidieron por la mía, que aplicaba algo que ya había ensayado tres años antes en el Instituto y la Escuela de Comercio de Málaga. Allí había inscrito una iglesia y un salón de actos en un rectángulo, dividiéndolo en diagonal, de manera que cada sala quedaba con una forma triangular a la que le cortaba el vértice; en el lado estrecho había así una anchura suficiente para el ábside de la iglesia o el escenario del salón de actos. El muro divisorio dispuesto en diagonal no tenía luz y debía ser iluminado desde el lado opuesto.” Miguel...
Read MoreSi se intentase resumir en una palabra cual es el fin último de la arquitectura, desde un punto de vista académico, el acuerdo sería imposible, pero sin lugar a dudas, una de las palabras con mayor consenso sería el término espacio. El espacio, la construcción de un interior aislado del entorno, puede entenderse como el primer paso de la arquitectura, de su elaboración. Es innegable que la actualidad de la disciplina es mucho más compleja y rica, pero por contra algunos edificios, con usos muy específicos buscan esta esencia original. De alguna manera esa reducción del proyecto, esa destilación de sus contenidos al mínimo necesario, aporta otra manera de hacer y también una relectura desde la actualidad de las maneras más clásicas. Peter Märkli es un arquitecto suizo que vive y enseña arquitectura en la ETH Zurich, una escuela de referencia a nivel europeo, desde la que Aldo Rossi lanzó en la década de los ochenta la tendenza. Märkli lleva años defendiendo que la arquitectura es un lenguaje, una lengua con una gramática propia y antigua, con la que poder expresar nuevas cuestiones. Así los principios del clasicismo, la materia, la escala o la proporción nos llevarán a la construcción de un nuevo espacio, una nueva arquitectura, pero en continuidad con ese lenguaje propio de la historia de la arquitectura. Por citar un ejemplo de su trabajo, la utilización contemporánea de la proporción áurea y de la belleza que esta encierra, ha sido uno de sus principales temas de investigación. Cuestiones como esta se reflejan en sus obras, entre las que destaca el museo de escultura La Congiunta, quizás por el contraste entre su radical simplicidad y lo importante de su legado teórico. Este pequeño museo, es apenas un contenedor de hormigón, una caja más o menos elaborada en la que se guardan varias esculturas. Sin luz eléctrica, sin agua corriente, sin aislamiento, el edificio es únicamente una sucesión de espacios, de recintos de hormigón, a los que la luz llega desde la cubierta, iluminando las salas para contemplar las esculturas del artista Hans Josephsohn. A pesar de esa sobriedad, de ese minimalismo constructivo, la pieza edificada por Peter Märkli está basada en el sistema de proporción áurea, regulando así la geometría de todas las salas y de todos los elementos de la arquitectura, a fin de construir un espacio esencial, depurado, en el que la belleza únicamente dependa de las geometrías que definen el vacío. Es por tanto una arquitectura esencial, llevada a su mínima expresión, únicamente es y posee espacio. No puede hablarse aquí de tecnología, de imagen, de comfort o de economía, para bien o para mal, únicamente puede juzgarse el espacio. Es una arquitectura desnuda, sin añadidos que puedan ocultar, en su caso, los errores. Esta arquitectura mantiene una estrecha relación con la obra de Peter Zumthor, de la cual es un buen ejemplo la Capilla Bruder Klaus. El premio Pritzker suizo diseñó una pieza sobria, monolítica en el paisaje agrícola, para encerrar un espacio ligado a la...
Read MoreAunque pueda parecer una terrible contradicción, ya desde los años 50, arquitectos como Miguel Fisac han experimentado con las propiedades líquidas del hormigón. Una masa cementosa que adquiere una condición pétrea tras su fraguado, pero que en origen es un fluido que permite tratarlo de forma eficaz.El hormigón por tanto adopta la forma del molde en el que se vierte, pero tradicionalmente esas formas reproducían las geometrías de las estructuras de madera, como si la evolución del material no hubiese supuesto un evolución material. Será Miguel Fisac el que quiera de alguna manera buscar la geometría natural que le corresponde al nuevo material y se planteará cuestiones como; cuando el hormigón no tenga nada que le moleste, ¿qué forma tomará. Llegando a afirmar: «Es el único material que se echa blando en un molde. Pues que quede un poco la huella de que aquello ha sido blando.»Sus obras con encofrados elásticos construidos con bastidores de madera, cables y lonas propiciaron muros de hormigón cuya materialidad final asemejaba almohadillados, texturas imposibles para un elemento pétreo que mantiene su memoria fluida. Casi 60 años después de las obras llevadas a cabo por Fisac, con cierto aire experimental, arquitectos contemporáneos han retomado esa capacidad expresiva del hormigón. Los arquitectos Mierta y Kurt Lazzarini acaban de inaugurar un edificio de viviendas en el pueblo rural suizo de Samedan, que reinterpreta estas cuestiones. El edificio se sitúa en el centro de este núcleo urbano de montaña y hace uso de su estructura fragmentada, de su colocación aterrazada y de la expresión de sus muros de hormigón para fundirse con el entorno. En el fondo la volumetría del edificio reinventa las típicas formas de las casas rurales suizas, así como su morfología generada mediante la adición de diferentes piezas. Esta relectura del modelo clásico ha generado un edificio con la geometría de las antiguas construcciones pero con la rotundidad que un cierto aire minimalista contemporáneo le ha otorgado. En la fuerte pendiente aparecen, los tres volúmenes que componen el edificio, con sus plantas ligeramente trapezoidales. El edificio de mayor altura se encuentra colocado en el extremo más elevado de la parcela lo que acentúa su carácter dominante respecto del pueblo. La estratificación del paisaje aterrazado de la región, de las áreas de cultivo y de las laderas que rodean el valle se ha llevado a la fachada. La fachada reproduce la estratificación del paisaje mediante la estratificación de sus propios hormigones. Capas de diferentes hormigones, realizados con piedras diferentes de la región, se van acumulando de forma sinuosa sobre la pared del volumen edificado. Los muros ofrecen una especie de estampado, de acuarela paisajística del entorno, generando una integración armónica en el paisaje y también histórica, ya que la piedra es la materia típica de la zona, lo que ofrece una especie de continuidad de la memoria del lugar. Otro proyecto que parte de premisas similares es el realizado por el artista plástico Walter Jack, para la construcción de un muro de contención en la región de Cornwall....
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